Las últimas medidas adoptadas en el ámbito de sanidad en la Comunidad de Madrid con el cierre de centros de salud de Atención Primaria y SAC, para su posterior apertura en precario con falta de personal, están orientadas al desarrollo de un nuevo modelo sanitario, defendido por aquellos que llevan tiempo desmantelando nuestra sanidad pública. Porque no es este un problema nuevo: las políticas de las últimas décadas en la Comunidad de Madrid, han vaciado de recursos, humanos y económicos, la institución que debería ocuparse de velar por la salud de los ciudadanos. 

   

Este nuevo ataque a la sanidad pública preocupa a los ciudadanos, pero también a los profesionales de la salud, que se sienten incapaces de llevar a cabo su trabajo en condiciones adecuadas. Los sanitarios que trabajan en contacto con la gente en los barrios establecen lazos con vecinos, familias y comunidades. Este vínculo es lo que asegura la continuidad de la asistencia. Los ambulatorios forman parte de nuestros barrios y para mantener este servicio esencial en perfecto estado de funcionamiento, hay que dedicar recursos y personal suficiente, con los refuerzos de plantilla necesarios y sin tanta temporalidad. Solo así es posible evitar saturaciones y colapsos en el servicio.

Hay que decir basta a estos políticos que con una mirada mezquina y cortoplacista benefician a los de siempre. Cuando se ataca a la sanidad pública, lo que se está atacando es algo que nos pertenece a todos. Urge un cambio de modelo de nuestro sistema sanitario a todos los niveles asistenciales. Y uno de los ejes fundamentales de este cambio gira en torno a la necesaria potenciación de la atención primaria.

Para los humanistas el valor central es el ser el ser humano, por lo que si enfocamos la situación desde este punto de vista, y no desde el del interés del dinero, vemos que los planteamientos y las posibles soluciones cambian radicalmente. No hay nada más digno que la vida humana; cualquier gobierno o institución que ponga por encima del bienestar de las personas cualquier otro interés está moralmente deslegitimado. Así que no vale aquí hablar de gastos: cuidar a los seres humanos no es un gasto, es invertir en el futuro.  

Entendemos que este sistema no tiene solución para una serie de problemas que continuarán aumentando hasta su propio colapso. Para nosotros la crisis inevitable no es del ser humano, sino de una mentalidad y una organización social violentas e inhumanas. Por eso creemos que, no obstante el momentáneo avance de las tendencias antihumanistas, mucha gente está sintiendo que es necesario un nuevo propósito para la política y para la vida. A estos les decimos que, por supuesto, hay futuro y que será no violento. Con todos ellos nos iremos encontrando en el camino de las reivindicaciones y las resistencias justas.

El 13 de noviembre apoyamos las movilizaciones que los vecinos de los barrios y pueblos de Madrid están organizando. Y lo haremos igualmente con las de todos aquellos territorios que levanten su voz para denunciar los continuos abusos de un sistema envenenado de crueldad.

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