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DENUNCIAMOS LAS POLÍTICAS INHUMANAS Y XENÓFOBAS QUE CONDENAN A LA MUERTE A MILES DE PERSONAS CADA AÑO TRATANDO DE LLEGAR A EUROPA

01/03/2023. La reciente tragedia en la que han muerto 63 personas (muchas más están desaparecidas y muy probablemente hayan fallecido) tras naufragar la embarcación con la que trataban de llegar a la costa italiana, ha vuelto a situar en los medios de comunicación uno de los mayores dramas de nuestro tiempo, frecuentemente olvidado.

Para los humanistas, todo ser humano por el simple hecho de nacer debe tener derecho a una adecuada alimentación, sanidad, vivienda, educación… en definitiva a una vida digna que les permita desarrollarse como personas. Sin embargo, hay lugares del planeta donde la situación es tan desastrosa que abandonar tu país ya no es solo una cuestión de mejora de estas condiciones, es la única forma de asegurarse la supervivencia antes una muerte prematura.

Lejos de retroceder como nos habían prometido los defensores del sistema capitalista, las guerras, la violencia, la opresión, la desigualdad, la pobreza y el hambre afectan cada vez a más millones de seres humanos en todo el mundo.

Así, la concentración del capital financiero mundial en cada vez menos manos, avoca a grandes grupos de personas a la muerte, por necesidad de reclamar el derecho a una vida y a una dignidad que este sistema les arrebata. Tras estos hechos que se nos presentan como “naturalizados” y que asumimos como situaciones propias de este sistema bajo el que todos vivimos, existen intenciones humanas hipócritas por parte de nuestros gobiernos, que se echan las manos a la cabeza y se culpan unos a otros, mientras firman tratados con los países limítrofes entre Europa y África para mantener a raya los fenómenos migratorios. Lo ocurrido en Italia o la vergonzosa actuación de España en la tragedia de la valla de Melilla en junio del año pasado, que tuvo también como resultado la muerte de decenas de seres humanos, son un claro ejemplo de estas políticas racistas.

Los que actualmente ocupan el poder político y económico, reducen la humanidad de otros, apropiándose del destino y las condiciones de vida de millones de personas en todo el mundo, provocando un dolor y sufrimiento indignos de cualquier ser humano, en un momento social en el que ya se ha demostrado que sería posible garantizar unas condiciones de vida mínimas en todo el mundo, si realmente existiese esa intención. Bastaría con equilibrar de una forma más justa el reparto de la riqueza. Quienes ejercen el poder sienten y actúan como si todas esas vidas les perteneciesen, y valiesen menos que sus intereses.

Los humanistas siempre hemos defendido que los movimientos migratorios continuarán en aumento, y los esquemas de dominación actuales serán insostenibles ante las grandes masas migratorias que veremos en un futuro ya no tan lejano. Para nosotros, esto muestra el fracaso de un sistema que ha tratado de quitar la dignidad y el valor a las personas, convirtiendo los derechos humanos y la justicia social en chistes grotescos.

El futuro dependerá de la intención de los individuos y pueblos, de su compromiso con el cambio del mundo y de una ética de la libertad que, por definición, no podrá ser impuesta. En este futuro la única solución a las denigrantes situaciones que vivimos: al hambre, la muerte y lo que quita la dignidad de las personas y pueblos pasa por situar al ser humano como valor central  de toda organización social y toda actividad humana, tanto a nivel individual como colectivo.

Hay que saltar sobre los estrechos márgenes que plantea este sistema para buscar otro tipo de soluciones que nos permitan avanzar hacia una verdadera nación humana universal.

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