Los humanistas animan a la movilización e invitan a reflexionar sobre la necesidad de una economía al servicio de todos los seres humanos

Madrid, 26 de marzo 2012. El Partido Humanista apoya la huelga general convocada para el 29 de marzo y convoca a la movilización en todas las ciudades, pero sobre todo quiere elevar una reflexión: o cambia el modelo en su raíz o nada mejorará. Ante esta próxima convocatoria, los humanistas vuelven a poner de manifiesto su propuesta de fondo: una economía al servicio del ser humano. “Llevamos años denunciando el retroceso sistemático de los derechos laborales de los trabajadores. Mientras el único valor sea el dinero y sigamos creyendo y aceptando el actual modelo económico donde los grandes capitales dirigen las decisiones políticas, nada podrá cambiar”, afirma su secretario general, José Luis Álvarez.

Los humanistas saldrán a la calle el 29 de marzo porque lo sienten coherente. Consideran además que más que una crisis económica, lo que vivimos es la crisis de todo un sistema, de un modelo económico, social y político injusto que no puede dar respuesta a las necesidades de los seres humanos. Tal y como expresa el Documento Humanista (1993), el PH plantea “una revolución social que cambie drásticamente las condiciones de vida del pueblo, de una revolución política que modifique la estructura del poder y, en definitiva, de una revolución humana que cree sus propios paradigmas en reemplazo de los decadentes valores actuales”.

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Más que salir a las calles para protestar únicamente ante esta reforma laboral, los humanistas invitan a un reflexión profunda. En un mundo en el que el dinero se ha convertido en el valor central de la existencia, no debieran sorprendernos las consecuencias de semejante negación del sentido de la vida humana. No puede sorprendernos la creciente inequidad en la distribución de la riqueza. No pueden sorprendernos las sucesivas crisis financieras y su correlato de recesión, en un sistema que solo puede sostenerse mediante el endeudamiento creciente. No pueden sorprendernos las guerras por los recursos naturales escasos. No puede sorprendernos la violencia social, cuando cada vez más gente se siente marginada y fracasada, al contrastarse con ese mundo paradisíaco ofrecido por la publicidad consumista. Y no puede sorprendernos el nihilismo, la locura y el suicidio, cuando se ha perdido el sentido de la existencia, al pretender cambiarlo por el exitismo materialista.

Desde luego que existen procedimientos para transformar a este sistema económico inhumano, mejorando la distribución del ingreso, disciplinando al sistema financiero, avanzando hacia un desarrollo sustentable que permita una vida digna a cada ser humano, sin devastar el planeta. Pero sería ingenuo pretender una espontánea aplicación de tales procedimientos, sin antes impulsar un genuino cambio de paradigmas en la concepción de la economía, y que se fundamentan en un profundo cambio de valores culturales.

que no puede abandonar sectores estratégicos y, por supuesto, debe recuperar el control de los Bancos Centrales. El Estado debería garantizar también la salud y la educación pública, gratuita y de calidad para todos. Una Banca pública sin interés y una “Ley de propiedad participada de los trabajadores”, que beneficie fiscalmente a las empresas que se acojan a esta modalidad, donde los empleados participan en los beneficios y en la gestión de la empresa. De esta forma, trabajadores y empresarios, trabajando con transparencia y en la misma dirección, tendrán muchas más posibilidades de adaptarse a la complicada situación presente y futura.

Álvarez expresa también la comprensión de su partido ante “quien decide no ir a la huelga, asustado por el temor de perder su puesto de trabajo, amenazado por empresarios indecentes o acuciado por las necesidades económicas. Y entendemos también la desconfianza en los sindicatos mayoritarios, cuyas cúpulas han traicionado a los trabajadores pactando con gobiernos y organizaciones patronales sucesivas reformas que han recortado sus derechos en los últimos años”. Pero quiere remarcar la importancia de la movilización social en estos tiempos, “ante la pasividad de gran parte de la población, paralizada por el miedo, el sistema avanza. Puedes elegir quedarte quieto, pero eso no te librará de la voracidad de los poderosos. Los humanistas animamos a una búsqueda que quiere conectar con la mística social, que trata de abrirse paso entre la mediocridad dominante para avanzar en la dirección de la evolución creciente de la especie”.

Defender la salud y la educación gratuitas, universales y de calidad; así como una vivienda y un trabajo dignos para todos, por el simple hecho de nacer, son los primeros pasos para avanzar hacia un mundo más humano y no violento. Pero para ello habrá que superar el individualismo y el sinsentido, puesto que el progreso será para todos o no será para nadie.

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