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Rubén Sánchez, candidato humanista a las Elecciones Gallegas.

– Según el CIS una de las mayores preocupaciones de los españoles son los políticos. ¿A qué cree que se debe? ¿Cómo piensa el PH devolver el sentido a la actividad política?

La gente percibe que los políticos están “en su burbuja”, desconectados de la gente, que no sienten cómo lo estamos pasando y no reaccionan ante las inmensas manifestaciones que han tenido lugar en estos últimos quince meses.

La política que nosotros hacemos, la política humanista, es una acción de expresión humana, que nos desarrolla como personas. Nosotros no somos “mano de obra al servicio de una organización o de una idea”, somos personas que trabajamos en equipo para ser más eficaces y que coincidimos profundamente en nuestras aspiraciones de transformación social no violenta. Hacer política nos desarrolla como seres humanos y ahí comienza el fundamento de una acción política con sentido.

 

– Todos los días aparecen noticias sobre la crisis. ¿Qué punto de vista nuevo pueden ofrecer ustedes? ¿Piensan que este modelo social y económico es mejorable?

Nosotros pensamos que la crisis es mucho más profunda de lo que se dice. No es sólo una crisis económica que se arreglará con unos ajustes en el gasto. Es una crisis de civilización, y de una civilización ya global que se agota en su propia incoherencia. Esta civilización se basa en el poder y el dinero y eso es lo que ya no funciona. De aquí en adelante vamos a ver cómo se va desorganizando el sistema y todo lo que hagan los gobiernos para ordenar el caos que ellos han contribuido a crear, opuestamente, crea todavía más desorden. Todo lo que hacer para “salir de la crisis” profundiza más la crisis.

Este modelo social consideramos que está en su fase de declinación, ya no sirve. Ninguna persona normal comprende que no se acabe con las hambrunas, las epidemias, la pobreza, etc. cuando sobran medios para ello. La conciencia humana tiene que dar respuesta a tal situación por necesidad de su propio desarrollo y este sistema no sirve para eso.

 

– El tipo de propuestas que plantean apuntan a una revolución. ¿Cree realmente que pueden realizarse?

Estamos convencidos. Estamos ante una encrucijada histórica y los dos caminos que tenemos delante son: el caos o la revolución. Pretender que se siga concentrando capital en la banca a costa de privar a los pueblos de sanidad, educación, calidad de vida, etc. es un paso que les va a salir muy mal. O se desarrolla desde la misma base social un movimiento capaz de dar una respuesta inteligente y organizada, o simplemente vamos al caos. El caos significa hambrunas, paro, delincuencia, guerras civiles, locura y suicidio. El ser humano hará frente a esta crisis, como siempre ha hecho en la historia e incluso con mucha más madurez.

 

– Las teorías clásicas apuntan a que las revoluciones sólo pueden triunfar a través de la violencia.

En realidad esas teorías también están en crisis. Lo esencial de una revolución es el cambio de paradigma de valores en los que se sustenta la organización social y no la lucha violenta .En realidad ha habido grandes revoluciones no-violentas como la domesticación del fuego, o la agricultura que han supuesto un salto hacia adelante importante para la humanidad. Hoy está claro que la mayoría queremos vivir bien y que preferimos conseguirlo pacíficamente, pero hay que desarrollar una acción política organizada y global para dar dirección a un proceso revolucionario. Lo que hace falta no es violencia sino trabajo en equipo, acción conjunta, inteligencia conjunta. El 1% no puede imponerse al 99%.

 

– Mucha gente está protestando en las calles. Pero pareciera que esos grupos no tienen cohesión, como si las protestas estuvieran sectorizadas y tuvieran un mero efecto catártico. ¿Cómo cree que puede lograrse esa cohesión social? 

Paralelamente al proceso de crisis, se va dando otro proceso opuesto. Está surgiendo una nueva sensibilidad, además a nivel global, en todas las culturas. A diferencia de otras épocas llenas de frases huecas con las que se buscaba reconocimiento externo, hoy se empieza a valorar el trabajo humilde y sentido mediante el cual no se pretende agrandar la propia figura sino cambiar uno mismo y ayudar a hacerlo al medio inmediato familiar, laboral y de relación. Los que quieren realmente a la gente no desprecian esa tarea sin estridencias, incomprensible en cambio para cualquier oportunista formado en el antiguo paisaje de los líderes y la masa, paisaje en el que él aprendió a usar a otros para ser catapultado hacia la cúspide social. Cuando alguien comprueba que el individualismo esquizofrénico ya no tiene salida y comunica abiertamente a todos sus conocidos qué es lo que piensa y qué es lo que hace sin el ridículo temor a no ser comprendido; cuando se acerca a otros; cuando se interesa por cada uno y no por una masa anónima; cuando promueve el intercambio de ideas y la realización de trabajos en conjunto; cuando claramente expone la necesidad de multiplicar esa tarea de reconexión en un tejido social destruido por otros; cuando siente que aún la persona más “insignificante” es de superior calidad humana que cualquier desalmado puesto en la cumbre de la coyuntura epocal… cuando sucede todo esto, es porque en el interior de ese alguien comienza a hablar nuevamente el Destino  que ha movido a los pueblos en su mejor dirección evolutiva, ese Destino tantas veces torcido y tantas veces olvidado,  pero reencontrado siempre en los recodos de la historia. No solamente se vislumbra una nueva sensibilidad, un nuevo modo de acción sino, además, una nueva actitud moral y una  nueva disposición táctica frente a la vida. Ahí comienza a forjarse la cohesión social.

Está claro que necesitará “coger cuerpo”  y esto pasa por organizarse, pero no será con ninguna organización a la antigua usanza, donde la base es manipulada por los “líderes”.

 

– Uno de los temas que, sin duda están ahora en el debate político es la petición de independencia desde algunos sectores en varias CCAA. ¿Cúal es la postura de su partido en este terreno?

Nosotros somos federalistas. Entendemos que es imprescindible la descentralización del poder, no sólo del estado central hacia las regiones, sino hasta llegar al ciudadano. El ciudadano debe tener el máximo poder de decisión posible sobre su propia vida. El Estado nacional prácticamente ha dejado de existir, al ir transfiriendo poder hacia Europa, por arriba y hacia las autonomías por abajo. Pretender detener este proceso es como tratar de impedir que mañana salga el sol. Amenazar con la acción militar sería una torpeza política increíble. Lo verdaderamente importante es que sea la gente quien decida y que se haga un debate que permita tomar decisiones con la información necesaria. No se puede ahogar la diversidad cultural escondiendo las diferencias o criminalizándolas. Hay que poner en marcha el diálogo, escuchar, tratar de comprender y llegar al mejor acuerdo para todos. Y para eso, a quien hay que escuchar fundamentalmente es a la gente, no a los manipuladores de turno de un bando y del otro.

– ¿Puede, por último, enumerar algunas de las principales propuestas que ofrecen los Humanistas?

  • ● Ley de Democracia Real
  • ● Ley de Responsabilidad Política
  • ● Ley de Propiedad Participada de los Trabajadores
  • ● Ley de Hospitalidad
  • ● Banca Pública sin Intereses
  • ● Sanidad y Educación Universales, Gratuitas y de Calidad
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