Con mas pena que gloria, hace pocos dias ha  terminado la campaña electoral, cumpliendose los pronosticos que ya todos sabiamos.

Pero creo que los humanistas  hemos sido los únicos que hemos tomado como tema central EL DESARME.  Al decir Desarme nos referimos a la necesidad de eliminar los arsenales nucleares, que son hoy la mayor amenzaza para la humanidad y el medio ambiente, pero tambien nos referimos a desmontar un sistema basado en la violencia que  no da mas de sí y que no tiene reforma posible. En nuestros materiales decíamos: los pueblos quieren la paz, pero los gobiernos están preparando la guerra.

En los últimos días se ha hecho muy evidente esta intención:

Despues de que el Gobierno de Zapatero tomara la decisión de incluir a España en el proyecto de defensa (¿no seria mejor decir ataque?) de los Estados Unidos y de la OTAN mediante el escudo antimisiles que pretenden instalar en Rota, Rusia ya ha amenazado con romper los tratados de contención de armamento

Los medios de comunicación comienzan a presentar como necesaria e inevitable la intervención militar en Siria o Irán.

Los especuladores internacionales huelen el negocio y comienzan a acaparar reservas de petróleo, en previsión de la escasez que habrá si se interviene en Irán.

Y por último, ya es evidente  que la guerra y el desastre que supone, para algunos es una oportunidad de reactivar sus negocios y de multiplicar sus beneficios, tal como sucedió en la Primera y Segunda guerras mundiales, que fueron precedidas por agudas crisis económicas.

Como siempre ha sucedido, hay intereses a favor de la guerra.

Pero tambien hay toda una sensibilidad en contra en la mayoria de la población. Esta sensibilidad  puede crecer exponencialmente y desencadenarse en cualquier momento, como sucedió en nuestro país en las protestas contra la guerra de Irak. Si se pudiera relacionar de manera sencilla y comprensible la posibilidad de la guerra con las situaciones mas cotidianas que estan sucediendo habriamos dado un gran paso para movilizar a la población en dirección a impedir esa guerra.

En el caso del escudo antimisiles es obvio que la participación en un proyecto tan significativo ha sido decidido sin pasar por un debate o una consulta al pueblo, ni siquiera ha pasado por el Parlamento. Quizas sea este un indicador de que los “ideologos” de esta “brillante” decisión saben que si se hubiera producuido la discusión en las plazas públicas, la oposición que se hubiera levantado hubiera sido enorme. Además no hay que rascar mucho para comprobar que piensa la gente del gasto militar cuando estan recortando gastos de sanidad, de educación, de servicios públicos básicos.

Pero quizás si profundizamos un poco más, las consecuencias no solo se quedan en el ambito de lo político. Las guerras indudablemente fortalecen el odio, el temor, el resentimiento, la intolerancia y cierran el paso al futuro que la mayoría quiere.¿ Como podemos imaginar un mundo nuevo libre de violencia, y con otro tipo de  relaciones con este modelo?. No es posible.

Ahora bien imaginemos al contrario, ¿que pasaría si millones de personas se movilizaran contra ésta y todas las otras guerras?¿ Si los habitanteses de  cientos  de ciudades de Europa, America, Africa y Asia sintonizaran con este fin?  Esa fuerza seria inmensa, apoyada en la enorme diversidad de gente de distintas culturas, edades, situaciones, pero coincidentes en rechazar la guerra como medio de resolver conflictos. Esta no es una convicción muy elaborada, sino que surge de adentro, de lgo amuy profundo, y si se expresa puede barrer con otras diferencias  colaterales que son un impedimento.

Se generaría una muy buena condición para imaginar nuevas aternativas, se podria saltar por encima de las diferencias religiosas, economicas, raciales, y estaríamos infinitamente mejor para los grandes cambios que se necesitan.

Por eso insistimos. Este es el desafío, no solo nuestro, sino de todos los que aspiran a un mundo mejor. Si quieres un mundo nuevo, desarma el sistema.

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