Para los humanistas, toda política debe ser social y apuntar al progreso de la sociedad en conjunto.

El ser humano, buscando la superación del dolor y del sufrimiento, ha ido construyendo lo que hoy conocemos como derechos sociales, relacionados con la salud, la educación y la calidad de vida de las poblaciones.

Sin embargo, basta un simple vistazo a los Presupuestos Generales del Estado para darse cuenta de que estos derechos, para nosotros prioritarios, son considerados hoy como “gastos sociales” sin importancia. El presupuesto militar prácticamente duplica lo invertido en salud y triplica lo destinado a educación, por poner un ejemplo. Esa es la dirección de este sistema: “les sobra gente”.

Los Humanistas consideramos los recursos destinados a las áreas de educación, salud y calidad de vida de la gente como una inversión en el ser humano y en el futuro conjunto. Los poderosos siempre dicen “¿y de dónde saldrán los recursos?”, pero quienes así objetan gastan miles de millones en ayudar a la banca y permiten que otros miles de millones escapen de la economía productiva a la especulación que no produce ningún beneficio social.

Desde hace tiempo, esos mismos políticos que decidieron destinar los presupuestos a otras cuestiones que ellos consideran más importantes que la salud y la educación, quieren instalar, con la ayuda de los medios de comunicación, la idea de que estos servicios funcionarían mejor si son privatizados.

Las denominadas “cogestiones” ocultan una privatización paulatina de la salud y la educación, al tiempo que la falta de recursos dedicada a estas áreas provoca la precarización de los servicios. Culpan de esta precariedad a inmigrantes o ancianos por el uso que hacen de la salud y la educación públicas, ahogan a los profesionales con jornadas más extensas y jóvenes licenciados se ven abocados al paro y a empleos mal remunerados. Esta degradación de lo público, programada desde los políticos que nos gobiernan, es la excusa que utilizan para la privatización.

Los Humanistas decimos que la salud y la educación no pueden ser jamás un negocio. Son un derecho inalienable que todo ser humano debe poder disfrutar en unas condiciones óptimas y de forma totalmente gratuita.

Propuestas

El Partido Humanista defiende una educación pública gratuita y de calidad en todos los niveles, desde la educación infantil hasta la universidad. Una educación en la diversidad e integral, que forme y desarrolle a los niños y jóvenes en la capacidad del pensar, la integración y aceptación del cuerpo, la expresión emotiva y la sexualidad.

La asistencia sanitaria debe ser universal, pública y gratuita. La salud de la población no puede ser objeto de negocio y especulación y no pueden recortarse las prestaciones por ninguna razón. La concepción Humanista fomenta la investigación para desarrollar un sistema de salud basado en la prevención de las enfermedades y no en el gasto farmacéutico. Impulsará, además, las terapias alternativas, adecuadamente reguladas y reconocidas, dentro del sistema público y gratuito de salud.

Una administración pública que se ocupe del bienestar de los vecinos defenderá los intereses de los mismos en el acceso a los servicios de agua, electricidad, telecomunicaciones, etcétera. Hay que detener la locura privatizadora que, impulsada por los políticos que actualmente nos gobiernan, busca abrir nuevas vías para el beneficio de grandes empresas y grupos de presión.

También, la política medioambiental debe convertirse en un motor fundamental de desarrollo. En su sentido más amplio, el medio ambiente es el compendio de valores naturales, sociales y culturales existentes en un lugar y momento determinado, que influyen en la vida material y psicológica del ser humano y en el futuro de generaciones venideras. Por eso, cualquier acción en el ámbito del medio ambiente y cualquier decisión estratégica (en empleo, energía, transporte, etcétera) deben estar planteadas desde la necesidad de un desarrollo sostenible y equilibrado. Cuidar la naturaleza es cuidar la casa común.

 

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