¿En que beneficia a España o a Europa la guerra en Oriente Medio o en África? ¿Dónde se dirigirá la avalancha migratoria, en qué escenarios se hará imposible la convivencia entre personas de distintas religiones o culturas, quiénes serán las víctimas del fundamentalismo violento, a qué poblaciones les afectará la vuelta a la guerra fría y al despliegue de misiles?

La OTAN hace maniobras militares en España y en Europa. Miles de soldados, armas, movimientos, algunos de ellos tan ridículos como el que protagonizaron en una playa de Portugal las fuerzas de la alianza. Es el despliegue de efectivos más grande de su historia. La noticia, no podía ser de otra manera, provoca reacciones diversas según el interés de cada cual. Para unos pocos es una gran noticia. Los fabricantes de armas se frotan las manos, los traficantes se avivan ante la perspectiva de negocio, las mafias que cobran a precio de oro el transporte de refugiados se preparan para doblar sus ganancias. Todo indica que los estrategas del Pentágono están planificando futuras intervenciones. La maquinaria de guerra del imperio es la vieja solución para externalizar su crisis y hacer que la paguen otros. Ya se sabe que en un mundo donde el dinero es el valor central, todo lo demás queda a la sombra como “daños colaterales”, ya sean gentes anónimas que tuvieron la desgracia de vivir en el país invadido o trabajadores de hospitales de Médicos sin Fronteras. La guerra siempre ha sido usada para “resolver las crisis económicas” a costa de la vida de pueblos enteros.

Balance de las intervenciones de la OTAN

Pero para la mayoría es una noticia que solo augura nuevos desastres. Hagamos un balance de las intervenciones militares de la OTAN o de los países que la integran en los últimos años.

Los territorios que han sufrido las intervenciones militares, – Irak, Afganistán, Libia- han quedado devastados: la población civil ha sido diezmada y violentada –de manera especial jóvenes y mujeres-, las infraestructuras arrasadas, las reservas culturales eliminadas y sus habitantes han quedado abandonados.

Los bombardeos y el maltrato de la población civil han abonado el surgimiento y expansión de una nueva ola de fundamentalismo, más cruel y violento aun que los anteriores.

Señores de la guerra y bandas armadas que imponen su ley en las zonas que controlan, han sustituido a los regímenes previos.

Como consecuencia de ello, crecen los desbordes y migraciones masivas de las poblaciones que huyen de la guerra y de la violencia que se hace crónica en las zonas donde se ha intervenido.

El cuento de las justificaciones

Con este catastrófico balance, ¿cómo justificarán las próximas acciones militares?

Aunque disponen de cientos de periodistas, publicistas y analistas bien pagados dedicados a la tarea de justificar semejante barbarie –y niegan la entrada en esos territorios o censuran la información de periodistas y organizaciones de buena fe-, aunque incluso –no olvidemos- consiguen que responsables de estos bombardeos reciban hasta el Premio Nobel de la Paz, no va a ser fácil inventar un nuevo argumento.

¿Dirán que van a intervenir por los derechos humanos? Pero ¿qué pasó con los derechos de los iraquíes, o libios, o afganos que sufrieron las anteriores intervenciones, acaso fueron respetados? ¿Utilizarán la excusa de las armas de destrucción masiva, justo ahora que están reconociendo que tenían una información “equivocada”? ¿Alegarán que las intervenciones militares se hacen para librar al mundo del peligro del terrorismo?

¿Cómo lo haremos?, se han preguntado en el Pentágono. Y la última idea que barajan esgrimir ante las poblaciones –a las que tampoco cuentan mucho- es que no tendrán más remedio que bombardear para detener la salida de refugiados que nos “amenaza”.

La sumisión del Gobierno de España y de la UE

Han convencido de nuevo a los estados vasallos para pagar nuevos tributos en dinero y en tropas para imponer la “pax imperial”. Y el Gobierno de Rajoy se esmera en ser el vasallo más cumplidor. Ofrece su territorio y sus soldados para el despliegue de los ejércitos, no escatima en gastos para comprar el armamento que se le exige, estaciona en Rota los destructores del Escudo Antimisiles y en Morón las fuerzas de intervención rápida de los marines.

Al Gobierno de Rajoy no le importa meter de nuevo a España en la escalada de tensión armamentística y bélica. Afirma que esto es bueno para nuestro país, porque asegura su defensa y la de sus intereses. Es decir, los intereses de las petroleras y de la industria armamentística, que están bien representados y defendidos en esta nueva escalada bélica.

Jamás una guerra puede beneficiar a un país. Además de otros indicadores, tenemos la historia que nos avala. Y pensemos ¿dónde se dirigirá la avalancha migratoria, en qué escenarios se hará imposible la convivencia entre personas de distintas religiones o culturas, quiénes serán las víctimas del fundamentalismo violento, a qué poblaciones les afectará la vuelta a la guerra fría y al despliegue de misiles?

Las bombas caen en Oriente Medio o en África, y los misiles apuntan a Rusia, pero la región que más se debilitará es Europa, incapaz de presentar un proyecto común y de trazar hacia el futuro un escenario de diálogo, paz y desarrollo. Las instituciones europeas han demostrado que no pueden dar una respuesta coherente a la crisis de los refugiados, ¿cómo podemos esperar que defiendan los intereses de la región, opuestos a la proliferación de guerras e intervenciones militares que solo benefician al complejo militar industrial?

El tema más importante

Aunque los medios de comunicación no consideran a éste un tema importante y queda tapado por otras coyunturas que aparentemente interesan más a la población, para los humanistas la paz y la no violencia es un tema central. Si se priorizara por todas fuerzas progresistas de Europa, es capaz de trazar la dirección inequívoca y potente hacia el nuevo mundo al que aspiramos y que ya está intentando expresarse en la situación actual.

¿Hace falta recordar que el hambre en el mundo puede resolverse con el 10% de lo que se gasta en armamento? ¿Podemos imaginar cómo sería el mundo si se destinara el 30 o el 50% para mejorar la vida de la gente, en vez de aplicarlo en destrucción?

Porque eliminar las guerras y la violencia representa salir definitivamente de la prehistoria humana y dar un paso de gigante en el camino evolutivo de nuestra especie.

Los humanistas mantenemos que las propuestas de la Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia son la única salida para evitar la guerra y la catástrofe ecológica:

-El desarme nuclear a nivel mundial

-El retiro inmediato de las tropas invasoras de los territorios ocupados

-La reducción progresiva y proporcional del armamento convencional

-La firma de tratados de no agresión entre países

-La renuncia de los gobiernos a utilizar las guerras como medio para resolver conflictos

-Rechazo toda forma de violencia.

Coherentemente con estas propuestas, el Partido Humanista se presentará a las próximas elecciones generales proponiendo en su programa y en el programa de La Izquierda la retirada del escudo antimisiles de Rota, la salida de España de la OTAN y el inicio de un programa de desarme de armamento convencional que liberará recursos disponibles para políticas sociales y de cooperación internacional. Y animamos a todos nuestros afiliados, adherentes y amigos a manifestar con convicción su apoyo a la causa de la paz y su rechazo a la violencia en todas sus formas.

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